La importación de mercancías a México implica cumplir con diversas obligaciones fiscales diseñadas para regular el comercio exterior y proteger la economía nacional. Entre ellas, el Impuesto General de Importación (IGI) es uno de los elementos más importantes para liberar productos en aduana. Entenderlo permite evitar retrasos, multas e incluso la retención de mercancías. Además, en este proceso es común que las empresas complementen su operación con estrategias de gestión de riesgos como el seguro de carga internacional, que ayuda a proteger la mercancía durante su traslado internacional. Con este contexto, explorar el IGI se vuelve fundamental para cualquier empresa que desee importar con éxito.
¿Qué es el Impuesto General de Importación y por qué existe?
El IGI es un gravamen que se aplica a la entrada de bienes al país, el cual se cobra al presentar el pedimento antes de activar el mecanismo de selección automatizado. Su razón de ser está directamente relacionada con la política comercial de México: proteger la producción nacional, prevenir afectaciones a los consumidores locales y regular la competencia frente a productos extranjeros.
De acuerdo con la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación (LIGIE), este impuesto se determina con base en la clasificación arancelaria del producto. Cada mercancía pertenece a una fracción específica que, además de identificarla, define las cuotas o tarifas aplicables.
La importancia del Impuesto General de Importación radica en que:
- Incide directamente en el costo final de los productos importados.
- Es obligatorio para la mayoría de las mercancías, salvo exenciones contempladas en tratados internacionales o supuestos especiales.
- Su cálculo correcto evita sanciones, multas por dato inexacto o la detención de mercancías en aduana.
México incentiva las exportaciones al eximirlas de aranceles en muchos casos; sin embargo, mantiene una estructura de importación más estricta debido al riesgo que representa para los productores y consumidores locales. Por ello, los aranceles (y dentro de ellos, el IGI) funcionan como una barrera de regulación económica, no solo como una herramienta recaudatoria.
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Tipos de aranceles y cálculo del IGI
Para calcular el Impuesto General de Importación se debe conocer primero la fracción arancelaria del producto, ya que esta determina el tipo de arancel aplicable. México utiliza tres modalidades:
- Ad Valorem. Porcentaje aplicado sobre el valor en aduana.
- Específico. Cuota fija en moneda nacional o extranjera por unidad importada.
- Mixto. Combinación de los dos anteriores.
La base gravable del impuesto está definida en el artículo 64 de la Ley Aduanera: el valor en aduana, que se determina a partir del valor de transacción de las mercancías, es decir, el precio pagado más incrementables como fletes, seguros, embalajes y otros costos necesarios para llevar la mercancía al punto de entrada al país. El monto siempre debe expresarse en moneda nacional y se debe utilizar el tipo de cambio oficial del día.
La fórmula más común para calcular el IGI es la siguiente:
IGI = Valor en Aduana × Ad Valorem
Por ejemplo, si una empresa importa maquinaria valuada en $50,000 dólares, con un flete de $1,000 dólares y un seguro de $120 dólares, su valor en aduana sería de $51,120 dólares. Multiplicado por el tipo de cambio oficial y por el porcentaje correspondiente, se obtiene el monto del IGI. Este esquema muestra por qué la clasificación arancelaria y la correcta determinación del valor en aduana son esenciales.
En este punto también es común que las empresas utilicen seguros de carga no solo por protección patrimonial, sino porque su costo forma parte de los incrementables que influyen directamente en la base gravable del impuesto.
Obligaciones fiscales relacionadas y exenciones
Además del Impuesto General de Importación, existen otras contribuciones que los importadores deben considerar para calcular adecuadamente el costo total de entrada de una mercancía. Entre las más frecuentes se encuentran:
- Impuesto al Valor Agregado (IVA), actualmente del 16%.
- Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). aplicable a productos específicos como combustibles, bebidas alcohólicas y alimentos no básicos.
- Impuesto Sobre Automóviles Nuevos (ISAN), determinado conforme al precio del vehículo.
- Derecho de Trámite Aduanero (DTA), que se paga al presentar el pedimento.
- Derecho de Almacenaje, las cuales son cuotas generadas después de los plazos permitidos en recintos fiscales.
Cada uno de estos impuestos o derechos responde a una regulación diferente, pero todos forman parte de los costos que significa importar mercancía a México.
Ahora bien, aunque el Impuesto General de Importación suele ser obligatorio, sí existen casos en los que puede exentarse o reducirse. Esto ocurre, por ejemplo:
- Cuando aplica un Tratado de Libre Comercio (TLC) y la mercancía cumple con las reglas de origen.
- Cuando existen medidas preferenciales por razones humanitarias.
- Cuando ciertos productos reciben tasas reducidas por políticas económicas específicas.
Es importante aclarar que estos beneficios no son automáticos, ya que exigen cumplir requisitos y demostrar documentalmente la procedencia o condiciones del producto. En el caso de los TLC, por ejemplo, es necesario contar con certificados de origen válidos.
En conclusión, el Impuesto General de Importación es una pieza clave en la estructura del comercio exterior mexicano. Su función combina la protección económica interna con la regulación fiscal de las mercancías que ingresan al país. Comprenderlo implica conocer la clasificación arancelaria, identificar la base gravable y aplicar la tasa correspondiente según el tipo de arancel.
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Fuente: BBVA



