Es común que explosivos, sustancias tóxicas, materiales corrosivos o inflamables crucen océanos en contenedores, buques tanque y embarcaciones de carga, lo cual implica riesgos serios para las tripulaciones, las instalaciones portuarias, la seguridad del medio ambiente marino y la salud pública. Para mitigar estos peligros, existe un documento clave que regula su manejo y transporte: el código IMDG (International Maritime Dangerous Goods Code), desarrollado por la Organización Marítima Internacional (OMI). Dicho código no es una recomendación opcional para los actores del comercio marítimo, sino una referencia normativa obligatoria en la mayoría de los países miembros del Convenio SOLAS.
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¿Cómo surgió el código IMDG?
El código IMDG fue publicado por primera vez en 1965, como una respuesta directa al incremento en el transporte de mercancías peligrosas por vía marítima durante el siglo XX. En ese momento, los accidentes marítimos relacionados con explosivos, líquidos inflamables o sustancias tóxicas eran cada vez más frecuentes y graves. Dichos incidentes ponían en riesgo no solo a las tripulaciones, sino también a los puertos, las comunidades costeras y los ecosistemas marinos.
Su creación se enmarcó dentro del convenio SOLAS (Seguridad de la Vida Humana en el Mar), específicamente en su capítulo VII, que establece disposiciones vinculantes sobre el transporte de mercancías peligrosas. A lo largo de los años, el código fue fortaleciéndose como una guía técnica y legal, recogiendo así las mejores prácticas para embalar, etiquetar, clasificar, documentar y estibar estos productos a bordo de buques.
Aunque en sus inicios el código era solo una guía de consulta para tripulaciones y operadores portuarios, con el tiempo pasó a tener un carácter normativo y obligatorio. También empezó a incluir directrices útiles para exportadores, transitarios, NVOCC, transportistas multimodales y autoridades aduaneras. Esta expansión de alcance consolidó al IMDG como la base regulatoria más importante en el ámbito del transporte marítimo de productos peligrosos.
Entre sus elementos más destacados se encuentran:
- La clasificación de las mercancías peligrosas en 9 clases principales según el tipo de riesgo.
- Normas para el embalaje y rotulación de los bultos.
- Tablas de segregación de productos incompatibles.
- Reglas sobre estiba y arrumazón segura dentro del buque.
- Recomendaciones para responder a emergencias como derrames, incendios o fugas.
- Alineación con los convenios MARPOL (sobre contaminación marina) y otras regulaciones internacionales.
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Clases de mercancías peligrosas
Como ya se mencionó, uno de los pilares del código IMDG es su sistema de clasificación de mercancías peligrosas, que agrupa los productos en nueve clases según el tipo de peligro que representan. Esta categorización permite establecer condiciones específicas para su manipulación, embalaje, etiquetado y transporte, reduciendo riesgos durante el trayecto marítimo.
A continuación, una descripción general de cada clase:
- Clase 1: Explosivos
Incluyen dinamita, pólvora, fuegos artificiales, etc. Sus riesgos más relevantes pueden ser explosiones e incendios.
- Clase 2: Gases
Se subdividen en inflamables (2.1), no inflamables (2.2) y tóxicos (2.3). Algunos ejemplos son el propano, helio y cloro. Sus peligros incluyen asfixia y envenenamiento.
- Clase 3: Líquidos inflamables
Como gasolina, alcohol, acetona, etc. Pueden generar vapores inflamables y, por consecuencia, incendios.
- Clase 4: Sólidos inflamables
Como fósforo, cerillas, magnesio, etc. Pueden encenderse espontáneamente o reaccionar con el agua.
- Clase 5: Sustancias oxidantes y peróxidos orgánicos
Por ejemplo, nitrato de potasio y peróxido de hidrógeno. Pueden provocar reacciones exotérmicas e incendios.
- Clase 6: Sustancias tóxicas e infecciosas
El ejemplo más claro es el cianuro, el cual puede dañar la salud del ser humano e inclusive causar la muerte.
- Clase 7: Materiales radiactivos
Como el uranio, plutonio, yodo radiactivo, etc. Estos materiales pueden generar radiación ionizante.
- Clase 8: Sustancias corrosivas
Como el ácido sulfúrico, amoníaco, etc. Causan daños a la piel, ojos y estructuras metálicas.
- Clase 9: Misceláneos peligrosos
Como por ejemplo pilas de litio y otras sustancias que emiten gases peligrosos.
Cada una de estas clases lleva asociadas etiquetas específicas que deben colocarse en los embalajes, contenedores y documentos. Dichas etiquetas están estandarizadas internacionalmente y contienen símbolos, colores y códigos numéricos que permiten identificar rápidamente el tipo de riesgo.
Además, el código IMDG incluye tablas de compatibilidad que indican qué tipos de mercancías pueden transportarse juntas y cuáles deben segregarse para evitar reacciones químicas peligrosas.
Aplicación práctica y evolución en el siglo XXI
Con el paso de los años, el código IMDG ha evolucionado no solo en contenido, sino también en su alcance y obligatoriedad. Inicialmente centrado en la tripulación, hoy su consulta es obligatoria para todos los actores involucrados en el transporte marítimo de mercancías peligrosas, desde fabricantes hasta autoridades portuarias.
Además de su relación con el convenio SOLAS, el IMDG complementa al convenio MARPOL 73/78, que busca prevenir la contaminación del medio marino. En conjunto, ambos instrumentos forman la base de la legislación ambiental y de seguridad para el transporte marítimo internacional.
Es importante tener en cuenta algunos puntos sobre su aplicación:
- Se actualiza cada dos años para mantenerse al día con nuevos descubrimientos científicos, cambios regulatorios y lecciones aprendidas de incidentes.
- Algunas secciones del código son recomendaciones y no de cumplimiento obligatorio, como ciertos párrafos sobre formación, precauciones en incendios o formularios para transporte multimodal.
- Está acompañado de un suplemento, donde se detallan guías de emergencia, procedimientos ante incidentes y otras recomendaciones prácticas.
- Su uso como base de legislación nacional ha sido recomendado por la OMI para todos sus estados miembros.
Además, la OMI ha desarrollado códigos complementarios como el código IBC (para productos químicos a granel) y el Código IGC (para gases licuados), que se aplican específicamente a buques diseñados para transportar estos productos en grandes volúmenes.
Hoy en día, con la creciente intermodalidad del transporte y la expansión de los mercados globales, el código IMDG también sirve como base para formularios multimodales, permitiendo la trazabilidad y el cumplimiento normativo cuando las mercancías pasan del barco al camión o al ferrocarril.
En conclusión, con una estructura basada en la clasificación del riesgo, normas claras para embalaje y etiquetado, y una aplicación que involucra a múltiples actores, este código no solo previene accidentes, sino que también asegura que el transporte marítimo siga siendo una vía segura y sostenible.
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Fuente: Acrosslogistics