En el transporte de carga, mantener la cadena de frío intacta no es solo una recomendación, es una necesidad crítica. Ya sea que se trasladen productos farmacéuticos, alimentos frescos o sustancias químicas sensibles, el sistema de refrigeración es el encargado de asegurar que la carga llegue a su destino en condiciones óptimas. Si este sistema falla, las consecuencias pueden ir desde pérdidas económicas hasta riesgos sanitarios. Aquí es donde entra en juego la importancia de contar con un seguro de carga internacional que proteja a la empresa en caso de pérdidas por averías en dicho sistema.
Falta de mantenimiento preventivo en el sistema de refrigeración
El mantenimiento regular es la base para evitar fallas en el sistema de refrigeración; sin embargo, muchas empresas lo dejan en segundo plano, priorizando el uso continuo de los vehículos sobre su revisión técnica. Lo anterior genera un deterioro gradual e imperceptible, hasta que el sistema falla por completo.
Las principales consecuencias de un mantenimiento deficiente son las siguientes:
- Fugas de refrigerante que disminuyen la eficiencia del sistema.
- Obstrucciones en el radiador o en los conductos del aire.
- Termostatos que no regulan correctamente la temperatura.
- Desgaste en mangueras y correas que provocan rupturas súbitas.
Uno de los componentes más sensibles es el refrigerante. Si no se revisa regularmente su nivel y composición, se corre el riesgo de una transferencia térmica deficiente. De igual manera, si el radiador está sucio o dañado, el calor no se disipa adecuadamente, lo que eleva la temperatura dentro del compartimento refrigerado.
Algunas buenas prácticas para evitar estas fallas son:
- Revisar niveles de refrigerante antes de cada viaje.
- Realizar inspecciones periódicas del radiador y su limpieza.
- Sustituir mangueras, correas y juntas desgastadas.
- Registrar el historial de mantenimiento de cada unidad.
Además, es recomendable realizar un purgado del sistema al menos una vez al año para eliminar sedimentos acumulados, los cuales pueden bloquear el flujo del refrigerante y disminuir el rendimiento térmico del sistema.
Fallos en sensores y componentes electrónicos
Los sistemas de refrigeración modernos están controlados por sensores y unidades electrónicas que regulan la temperatura y envían datos en tiempo real. Aunque ofrecen mayor precisión, también implican nuevos riesgos: una falla en un sensor puede ser suficiente para alterar todo el sistema.
Los fallos electrónicos más comunes incluyen:
- Sensores de temperatura defectuosos, que muestran lecturas incorrectas y provocan que el sistema enfríe de más o de menos.
- Unidades de control averiadas, que impiden la correcta operación del equipo de refrigeración.
- Problemas en la conexión eléctrica, como cables sueltos o cortocircuitos, que apagan el sistema sin previo aviso.
Este tipo de fallas puede ser silencioso al inicio, pero progresivamente generar cambios bruscos de temperatura que comprometen la carga. Por ejemplo, si un sensor no detecta que el interior ha superado los 8°C requeridos para ciertos productos farmacéuticos, el sistema no se ajustará y la mercancía perderá su viabilidad.
Las recomendaciones clave en este punto son:
- Verificar el correcto funcionamiento de los sensores antes de cada ruta.
- Utilizar herramientas de diagnóstico electrónico para detectar fallas anticipadamente.
- Reemplazar sensores con señales erráticas o inconsistentes.
- Configurar alertas automáticas que notifiquen al conductor o al equipo logístico ante lecturas anómalas.
Uso incorrecto del sistema y errores operativos
Uno de los factores más recurrentes en las fallas del sistema de refrigeración es el uso inadecuado por parte del personal operativo. Desde el desconocimiento técnico hasta las malas prácticas logísticas, el factor humano es determinante en la eficacia del sistema.
Este tipo de errores más frecuentes que afectan la refrigeración son:
- Apertura de puertas del contenedor sin necesitarse, rompiendo el equilibrio térmico.
- Desconexión accidental del sistema en paradas o durante la descarga.
- Mala distribución de la carga, que impide una correcta circulación del aire frío.
- No encender el sistema de refrigeración a tiempo, creyendo que puede activarse más adelante.
Estos errores ocurren, en muchos casos, por falta de formación. Cuando los conductores no comprenden cómo funciona la cadena de frío, tienden a cometer acciones que parecen inofensivas, pero que comprometen toda la mercancía.
Sin embargo, algunas soluciones prácticas incluyen:
- Capacitar al personal sobre la operación y cuidado del sistema de refrigeración.
- Establecer protocolos claros para el manejo de la carga refrigerada.
- Instalar sistemas de monitoreo que registren cuándo se abre el contenedor y emitan alertas.
- Utilizar registros históricos de temperatura para auditar y anticipar posibles errores repetitivos.
Asimismo, es útil establecer una bitácora digital en la que se anoten incidentes y acciones correctivas en cada trayecto, lo que permite identificar patrones y aplicar mejoras continuas.
En conclusión, el sistema de refrigeración es un punto fundamental del transporte de carga sensible. Aunque su función pueda parecer sencilla, su operación depende de una serie de componentes que deben estar sincronizados, bien mantenidos y correctamente utilizados.
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Fuente: Sitrack