Los puertos marítimos son una pieza clave en el comercio internacional, pero también son considerados como zonas riesgosas, ya que cada fase operativa implica desafíos que pueden comprometer la integridad del personal, la mercancía y la continuidad logística. Por ello, muchas empresas optan por implementar medidas preventivas y, de forma complementaria, apoyarse en seguros de carga que minimicen el impacto económico ante cualquier eventualidad. Los datos globales, así como los informes regionales de Latinoamérica, muestran que los riesgos portuarios son frecuentes y requieren estrategias específicas para mitigarlos.
Riesgos portuarios operativos: maquinaria, maniobras y accidentes laborales
Las operaciones dentro de un puerto están marcadas por la interacción constante entre trabajadores, vehículos pesados, cargas voluminosas y condiciones cambiantes. En este contexto, los accidentes suelen estar relacionados con golpes, caídas, atrapamientos y fallas en la maquinaria.
Entre los riesgos con mayor frecuencia destacan:
- Golpes (22.6%), por caída de objetos, manejo de herramientas o impacto con equipos móviles.
- Enfermedades agudas por descompresión (18.5%), frecuentes en buzos que ascienden sin el protocolo adecuado.
- Caídas (15.5%), a distintos niveles, desde altura o hacia el agua.
- Atrapamiento (11.6%), cuando un trabajador queda entre dos estructuras o equipos.
- Aprisionamiento (9.8%), en espacios confinados como bodegas o contenedores.
- Sobreesfuerzo (4%), derivado de exceder la capacidad física en maniobras de carga.
- Inmersión (0.6%), situaciones de asfixia por contacto con medios acuáticos.
Estas cifras reflejan una realidad internacional: los riesgos portuarios operativos tienen su origen en la interacción humana con equipos pesados y procesos de alto dinamismo.
Si bien la maquinaria es indispensable para operar, su uso implica protocolos estrictos. Para reducir la frecuencia de accidentes, se recomienda:
- Inspección constante de equipos para detectar fallas tempranas.
- Capacitación continua de operadores.
- Supervisión activa de maniobras críticas.
- Implementación de redes de seguridad, barreras físicas y control de accesos.
- Uso obligatorio de equipo de protección personal.
El uso de herramientas como el diagrama de Pareto permite identificar cuáles incidentes generan mayor impacto y enfocar esfuerzos en corregirlos, optimizando así los recursos destinados a seguridad.
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Riesgos logísticos: manipulación de mercancías, cadena de frío y cumplimiento normativo
Los puertos no solo enfrentan riesgos laborales, sino también riesgos relacionados con la integridad de la mercancía. Estos afectan especialmente a sectores como el farmacéutico, veterinario, cosmético o químico, donde cualquier mínima alteración en temperatura u operación puede arruinar productos de alto valor.
Uno de los riesgos portuarios más críticos se da en el movimiento de las cargas. La consolidación y desconsolidación de contenedores requiere precisión para evitar daños, pérdidas o contaminación cruzada. Cuando estos procesos se ejecutan sin protocolos claros, la probabilidad de incidentes aumenta.
Además, la gestión de la cadena de frío es esencial para mantener la calidad de productos sensibles. Un retraso en el desembarque o un mal manejo durante el transporte interno del puerto puede elevar la temperatura por encima de los rangos permitidos, lo que genera deterioro irreversible.
Por eso existen ciertas normativas internacionales de la Organización Marítima Internacional (OMI), como SOLAS o MARPOL, que buscan garantizar seguridad y mares limpios. Asimismo, el código ISPS regula la protección tanto de buques como de instalaciones portuarias. El incumplimiento de estas regulaciones no solo puede generar sanciones, sino también retrasos y costos operativos.
Para operadores con certificación OEA, cumplir con estas medidas significa agilidad en trámites y mayor confiabilidad ante las autoridades. Por ello, la supervisión constante y la actualización normativa son indispensables.
Riesgos en aduanas y almacenamiento: demoras, exposición climática y pérdida de mercancía
Además de los riesgos portuarios operativos y logísticos, los puertos también presentan desafíos en procesos aduaneros y almacenamiento temporal. Una demora en los trámites puede paralizar toda la cadena logística, especialmente cuando se trata de inspecciones sanitarias, validación de requisitos fitosanitarios o revisiones farmacéuticas y veterinarias.
Las aduanas intervienen en revisión documental, inspecciones físicas, validación de criterios sanitarios y confirmación de origen y clasificación de mercancías. Es por esto que un retraso en cualquiera de estos puntos puede traducirse en horas o días de inactividad, lo que genera costos adicionales para las empresas.
Por otra parte, mientras la mercancía espera su liberación o traslado, enfrenta:
- Exposición a condiciones climáticas extremas.
- Robo o manipulación indebida.
- Daños por cargas mal posicionadas o empalmadas.
- Saturación de espacios dentro del puerto.
Los Almacenes de Depósito Temporal (ADT) y los Depósitos Aduaneros (DA) son una alternativa para proteger los bienes bajo vigilancia, pero aun así requieren protocolos estrictos de supervisión.
En conclusión, los puertos son puntos logísticos esenciales para el comercio global, pero también representan entornos donde se concentran riesgos laborales, operativos, normativos y comerciales. Las estadísticas revelan que los riesgos portuarios más frecuentes se relacionan con golpes, caídas, atrapamientos y fallas en la maquinaria, mientras que en el ámbito logístico los principales desafíos se vinculan con el manejo adecuado de mercancías sensibles, cumplimiento de normativas y gestión eficiente de aduanas y almacenamiento.
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Fuente: Torklaw



