En los últimos años, el mundo ha entrado en un estado de constantes disrupciones, así como de una evolución natural en el rumbo de la vida y de diversas industrias como la tecnológica, alimentaria o logística, por mencionar algunas, lo que ha significado una reorientación en las cadenas globales de valor.
Estas interrupciones, que han sido más frecuentes de lo común, encontraron su punto de inflexión en 2020, a partir de la pandemia por COVID-19, el cual, entonces fue un momento crítico no solo para el sector logístico y la cadena de suministro global, sino también para cada habitante del planeta.
Lo anterior se prolongó a lo largo de los siguientes años (siendo una situación todavía vigente), pero, por si fuera poco, nuevos eventos impactaron en la orientación de las cadenas globales de valor, como la guerra entre Rusia y Ucrania, que detonó nuevas complicaciones ante la suspensión en la producción y proveeduría de ciertos bienes y servicios, especialmente en Europa.
Frente a situaciones como estas, los retos a los que tanto al sector logístico como la cadena de suministro han tenido que enfrentar, provocaron redireccionar constantemente las estrategias implementadas por los actores pertenecientes a la industria.
Si bien, todas estas complicaciones y otras no mencionadas, como las tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos, por ejemplo, han tenido un impacto directo en la reorientación de las cadenas globales, lo cierto es que se espera una dirección estable durante 2023, aunque totalmente impredecible.
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Cadenas globales de valor.
De acuerdo con información de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las cadenas globales de valor representan actualmente más del 70% del comercio internacional, y estas hacen referencia a todo aquel conjunto de actividades que se realizan en diferentes ciudades, países o regiones del mundo para llevar a cabo la producción tanto de bienes como de servicios.
Una cadena de este tipo engloba las acciones requeridas para fabricar un producto, es decir, desde la obtención de las materias primas necesarias, el proceso de manufactura, el diseño del artículo, así como su distribución hasta llegar al usuario final.
Estas surgieron a raíz del incremento en el intercambio comercial entre diferentes países y la apertura comercial de, en ese entonces, economías emergentes como China o la India, a finales de la década de 1980.
Por otro lado, esto también se liga al concepto de “globalización”, pues también surgió a partir de la necesidad de las grandes empresas de reducir sus costos de producción adquiriendo materias primas desde otras naciones y produciendo bienes en otros países, aprovechando así las ventajas competitivas que estos ofrecen.
De esta manera, las cadenas globales de valor se componen de eslabones previos o anteriores y eslabones posteriores.
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La reorientación.
China es considerado el centro de las cadenas de valor, así como fábrica y principal proveedor del mundo, por lo que gran parte de la orientación global se guía con la brújula y la agenda que determina la nación asiática.
En este contexto, los flujos comerciales son dominados por el país oriental, lo que, a su vez, brinda un panorama de la dirección que toman las cadenas globales.
Sin embargo, por otro lado también se encuentra la atracción de inversión extranjera, impulsada por las ventajas competitivas que los países ofrecen a estas empresas.
Esa atracción está ligada al nearshoring, el cual es un concepto que hace referencia a la estrategia o práctica que las empresas llevan a cabo para transferir sus operaciones comerciales a otras naciones.
La reorientación de las cadenas globales de valor también se ven impactadas por esa práctica, lo que las beneficia, pues en años recientes, México ha sido catalogado como un gran prospecto para las compañías extranjeras, pues es un territorio que ofrece grandes ventajas competitivas.
Otros países también han recibido una fuerte inyección de inversión proveniente desde el exterior, lo que beneficias a las cadenas globales, pues cada vez más se descentralizan las actividades productivas y más bien se distribuyen alrededor de diversas regiones del mundo, lo que, ante eventos impredecibles como una pandemia o un conflicto bélico, facilita el intercambio de bienes y servicios, disminuyendo el impacto que problemáticas como estas pueden causar a nivel mundial.
Ante este escenario, conforme avanzan los años y crecen las inversiones extranjeras, las cadenas globales se fortalecen más y se favorecen de las condiciones bajo las cuales el comercio internacional se desarrolla hoy en día, generando escenarios más optimistas de cara al 2023 y al futuro de la industria.
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Fuentes: Ministerio de Relaciones Internacionales.
